viernes, junio 09, 2006

Reflexiones acerca de la clase TEED 3018

Esta reflexión corresponde a las clases del 7 al 9 de junio. Como todo, yo soy una anécdota. Solicité esta clase y se me negó porque, dizque, no me graduaba en el verano; luego estaban todos los espacios ocupados; luego, para hacer el cuento largo corto, hablé con otro profesor para que me admitiera con sobrecupo… y esta sección no era la que me correspondía.

Soy neófito tecnológicamente. No tengo reparo alguno en aceptarlo. El que me conoce sabe que, tal vez, el que yo tenga una laptop y un celular, significa un espacio tecnológico más allá de mis propias capacidades.

En una ocasión le comenté a uno de mis amigos que quería integrar la tecnología con el curso que voy a enseñar como parte de la práctica. Su mirada fue reveladora y, con compasión, me dijo: “Eloy, ¿cómo? Si tu apenas sabes, te vas a enredar más”. Por razones estrictamente profesionales, no comentaré aquí, ad verbatim, lo que le contesté.

¿Por qué hago esta anécdota? Por dos razones fundamentales. La primera, porque sin anécdotas, todo lo relacionado a mí pierde la esencia. En segundo lugar, porque considero que el curso es sumamente bueno para aquellos que no son sumamente buenos en la tecnología. Las lecciones de Word, el repaso de Blackboard y la creación de un blog suponen un reto, especialmente éste último, para aquellos que anhelan sumarse a la ya larga lista de los que están rebasando las fronteras con el ciberespacio.

Me parece que, con estas palabras y con semejante introducción, todos se abran dado cuenta cuán contento me siento en el curso en un mes como junio.